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ECLIPSE DE SENTIDO, cuando la vida se torna oscura.


Minutos antes de que todo volviera a la normalidad, estaba realmente sorprendido por lo que empezaba a contemplar. Me encontraba afuera de la casa conversando con amigos y de repente el cielo oscurecía por completo; los perros ladraban de manera distinta, parecían asustados; un fuerte viento soplaba en todas las direcciones y un frío estremecedor se apoderaba de mi cuerpo. Era medio día, pero realmente parecía la media noche, no hubo un solo rayo de luz solar por algunos minutos; el sol había desparecido. Por esos días era adolescente y hasta hoy, ese ha sido el eclipse de sol más espectacular que he visto.

Viene a mi memoria que mientras presenciaba el eclipse, había olvidado en ese momento la diferencia entre un eclipse de sol y uno de luna; sólo sabía en ese instante que ese fenómeno era un eclipse y que aquello que alguna vez aprendí teóricamente en la escuela, ese día estaba ante mis ojos como un hecho real, dejó de ser información y se convirtió en vivencia. Esa misma semana fui a la biblioteca del colegio, quise resolver la duda acerca de que tipo de eclipse había presenciado; leyendo sobre el tema, recordé que ese fenómeno sólo podía ser visto por una pequeña parte de la población mundial, sólo aquellas personas ubicadas justo en el lugar por donde la sombra de la luna pasara, podrían ser testigos del fenómeno.

El sol tiene un diámetro de 1’392.000 km. y el de la luna es de 3.464 km, eso quiere decir que el sol es 1.344 veces más grande que la luna; sin embargo, cuando la luna se interpone entre el sol y la tierra, y estando ubicados en un punto especifico del planeta, da la apariencia que la pequeña luna pudiera “desaparecer” por completo al gran astro solar, pero en verdad no puede cubrirlo por completo, es solo cuestión de APARIENCIA y PERSPECTIVA.

Durante la vida, la gran mayoría de personas estamos rodeados de aspectos valiosos: personas valiosas, tareas valiosas, experiencias y cosas valiosas. Eso valioso que nos rodea, lo comparo con el gran astro solar, cálido, imponente, poderoso y luminoso; lo que percibimos como valioso ilumina nuestra existencia y hace que nos sintamos valiosos y con ello, la propia vida se percibe valiosa, por lo tanto, con sentido. Pero además de lo valioso, en la vida también nos acompañan situaciones dolorosas; esas experiencias que no quisiéramos afrontar, que no están consideradas en la agenda de la vida y que nos llenan de tristeza, frustración y en ocasiones rabia; incluso, algunas de esas experiencias nos llevan a cuestionar el valor de nuestra propia existencia, haciendo que el sentido de la vida pierda su brillo y oscurezca; esas situaciones dolorosas las compararé con la luna, son situaciones frías, sin brillo y en la gran mayoría de ocasiones no tan gravísimas como solemos verlas.

Algo similar a un eclipse de sol acontece en la existencia. Hay momentos en que la “luna” de las situaciones dolorosas se interpone entre nosotros y el “sol” de las cosas valiosas, y una densa oscuridad cubre nuestra existencia, quitando luz y color a la vida. Aquellas situaciones dolorosas y frustrantes no dejan ver la luz de todo aquello valioso que aún nos acompaña; entonces, nos sentimos vacíos, solos y todo empieza a perder sentido.

Pero en realidad, así como la luna no puede cubrir totalmente al imponente sol, aunque pareciera que sí, de la misma manera, las situaciones dolorosas no pueden cubrir totalmente el brillo de todo lo valioso que nos rodea, aunque en ocasiones también pareciera que sí. Y del mismo modo como el eclipse de sol afecta la percepción de la realidad, haciéndonos ver que la luna tiene el poder de desaparecer al sol, así mismo, las situaciones dolorosas afectan la percepción de la realidad y nos hacen ver que ellas tienen el poder de desaparecer todo lo valioso que está a nuestro lado.

Hay momentos en la vida en que enfrentamos un eclipse de sentido; la vida se percibe oscura, fría y todo lo valioso “desaparece” de nuestro campo perceptivo, pero la realidad es que aún lo valioso de la vida sigue ahí; en ocasiones cambia, ya no son las mismas personas, cosas, experiencias o tareas valiosas, pero lo valioso de la vida sigue ahí, esperando ser descubierto y vivenciado.

¿Qué hacer cuando experimentamos un eclipse de sentido en la vida? Hay tres cosas que podemos hacer en momentos así.

En primer lugar, es importante recordar que la percepción total de la realidad está afectada, vemos la vida de manera muy parcial desde el filtro de la situación dolorosa, reducimos la vida a aquella circunstancia difícil, es decir, aunque la situación dolorosa realmente duela, la vida no se reduce a ella, es solo cuestión de APARIENCIA y PERSPECTIVA.

En segundo lugar, puedes hacer una lista de personas, tareas, experiencias, cosas y logros valiosos que aun siguen siendo parte de la realidad, y disfrutar de ello; ser conciente de ello hará que la vida siga percibiéndose como valiosa aun a pesar de la temporal oscuridad, y esa percepción de valiosidad hará que experimentemos la vida con más sentido.

En tercer lugar, puedes buscar acompañamiento a través de personas que sabes querrán escucharte y comprenderte sin ser juzgado, puede ser un buen amigo, un guía espiritual o un psicoterapeuta, estos últimos, cuentan con saberes y habilidades que serán de gran aporte en momento así.

Espero que, así como los eclipses de sol son experimentados pocas veces en la vida, también sean pocos los eclipses de sentido que llegues a experimentar, y si te encuentras en uno de ellos en estos momentos, vale la pena recordar las palabras del psiquiatra Viktor Frankl, sobreviviente de cuatro campos de concentración en la segunda guerra mundial:

“La vida conserva su sentido a pesar de las circunstancias”

 

Wilmer Palomares Potes, M.Cs.

Psicólogo humanista existencial

Psicoterapeuta y docente universitario

Director del Instituto LOGOS


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