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Del dolor a la posibilidad


Sería un poco deshonesto de mi parte decir que la logoterapia estuvo inmersa en mis búsquedas de vida personal o de estudio, pues ni siquiera había escuchado hablar de Viktor Frankl y en mi contexto profesional, no había una razón existencial más allá del hecho de desarrollar mi labor como docente en algo significativo y no porque tuviera conocimientos de ello, sino porque me apasiona enseñar.

En realidad, fue la logoterapia quien me encontró en la vida y con su apuesta de inmersión, me permitió darle a ésta, un verdadero sentido. Llegó en un momento donde muy poco de la vida o mejor dicho de mi vida, mis circunstancias tenían un sentido. Llegó cuando mis opciones de vida estaban perdidas en frases de cajón, alusivas al vacío y a la muerte. Unas veces siendo consciente de ellas y otras veces por escape a ignorar otra forma más precisa de pensar.

La logoterapia llega a mi vida en el año de 2013, cuando me encontraba viviendo en un cuadro clínico bastante complicado y todos los temores de morirme, se habían vuelto un desafío…la única alternativa para reconectarme con la vida y este mundo, era el amor. Pero ese amor efusivo y jovial que lo encarnan los amantes…porque mi salud se deterioraba día a día y en la pérdida de peso, comprobaba que quizás muy pronto no estaría aquí.

Un día reviso algunas páginas de internet y ahí observo varios anuncios y entre esos, estaban los del Instituto Logos, nunca supe en sí, porque le di clic al enlace, pero luego de leer algunas cosas que saciaron mi curiosidad, encontré el grupo de estudio de análisis existencial y un enlace que decía “inscribirse” y me inscribí apresuradamente… días después me llamaron. Asistí a la primera sesión y sin ser psicóloga, me sorprendió que por primera vez estaba ante el público profesional que más detestaba en ese entonces…

El día que asistí al grupo, mi día médico no había sido muy alentador, mi doctora solo me regañaba y me hablaba de pesares por ser una mujer tan joven metida en semejante problema, como ella lo llamaba y, además en mi cabeza, pasaban imágenes de mi mejor idea de amor que la encarnaba: mi ex-esposo y todo ese incansable sufrimiento al habernos dicho adiós.

Conocí inicialmente la biografía de Viktor Frankl y la tarea de aquel primer encuentro, era leer el libro El hombre en busca de sentido…confieso que no lo leí inmediatamente, sino que al tercer día de haber estado en la primera clase, lo leí en formato digital y entró en mi haciendo una sesión de catarsis…eran todas las Luisas de mi mente, sentadas en la cama, unas lloraban, otras reían, otras estaban enojadas, pero todas concluyeron preguntándose así mismas: ¿mi vida también tendría un sentido a pesar de lo que estaba viviendo? Y la respuesta no la encontré de inmediato, sino tres años después…porque quedé inscrita para hacer el diplomado, pero no lo comenzaron en el tiempo estipulado (año 2014) entonces, la vida me tenía guardado un nuevo sentido.

Terminaba mi tratamiento médico con un diagnóstico desalentador, incluso de no poder tener hijos al parecer nunca…y en mi cabeza resonaba aquella frase del doctor Frankl: Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento. Y era cierto, yo no podía cambiar mi situación de aquel momento, pero si podía decidir cómo vivirla y continúe trabajando en mi labor de maestra y seguí viviendo, aunque ese dolor me generara una lucha constante por no saber cómo asumirlo…asumí mi embarazo, el de mi primer hijo ISAAC PABÓN ABADÍA…quien encerró todos los significados más precisos de la palabra “significado” y “vida” … y empecé con temores y alegrías mi embarazo.

Fue un tiempo muy significativo a pesar de su triste final…Mi hijo fallece al siguiente año (2015) en el mes de enero…y vuelvo a leer a Viktor Frankl, porque me encontraba en mis propios campos de concentración, me encontraba prisionera de mi dolor y de la muerte de mi hijo, y descubro en una de sus frases: "El hombre que no ha pasado por circunstancias adversas, realmente no se conoce bien" supe entonces, que era la oportunidad que la vida me había puesto, y como creo profundamente en Dios, pues Dios también quería que me conociera en medio de mi dolor y que me amara de la manera que nunca había aprendido amar…Así que empecé a trabajar mi duelo con la compañía de UNAME la Unidad de apoyo psicoespiritual del camposanto de la arquidiócesis de Cali, y fue en ese momento, cuando fui trabajando y sanando mi dolor, que tenía herramientas emocionales, para decirle si al Diplomado de logoterapia y empezar a estudiarlo, cuando llegara por fin la oportunidad y así fue como pude valorar el encuentro con la logoterapia y aceptar este bello camino de aprendizaje, que a la fecha va por la Certificación en logoterapia y como diría Frankl: "Las ruinas son a menudo las que abren las ventanas para ver el cielo".

Creo que sin aquello que hoy se de logoterapia, no me hubiera podido “graduar” de mi proceso de duelo, creando mi comunidad MAMÁS De UN ANGEL, la cual, es ese cielo que abrí de la ventana y que me representa la frase de Frankl. Por fin entendí, por qué hablar de una vida con significado es hablar de logoterapia, y en mi caso, es identificarme completamente con Frankl: "He encontrado el significado de mi vida ayudando a los demás a encontrar en sus vidas un significado" Y sin más que gratitud, siento y estoy convencida que hablar de logoterapia, es, sin duda alguna, hablar de mí.


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